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Así era el Seat 124

Así era el Seat 124, un superventas de la época

Una berlina de precio asequible y una potencia más que destacable para la época. Dos de las claves que convirtieron al Seat 124 en todo un superventas.

Rivalizar en cuota de mercado con auténticos superventas de la época como el Seat 600, el Renault 4 o el Citroën 2CV fue uno de los objetivos a los que Seat se quiso enfrentar con el 124, ofreciendo al mismo tiempo nuevas alternativas a aquellas familias que buscaban un vehículo más grande con el que poder emprender viajes más largos por carretera.

Cuando, en 1968, la marca anunciaba el lanzamiento del Seat 124, la firma de Martorell (Barcelona) tenía perfectamente claro cuáles iban a ser los objetivos de este nuevo modelo. Unos objetivos que no podían cumplir vehículos más ambiciosos como el Seat 1500 o el Citroën DS Tiburón, que ocupaban el hueco del segmento que hoy correspondería con el reservado a los coches de tipo Premium.


La firma española se hizo con la licencia de fabricación del Fiat 124, un modelo concebido en Italia para sustituir al modesto Fiat 1100 -conocido también como “Millecento”- y que alcanzó una popularidad mucho más alta de lo que habría cabido esperar. Se trataba de un sedán que medía 4,04 metros de largo, y que era capaz de albergar en su interior a cinco ocupantes de forma cómoda, a pesar de que sus asientos eran algo más blandos de lo aconsejable.

A ello había que sumar una capacidad de maletero de 385 litros, lo que hacía que este nuevo modelo fuese perfecto para unas familias españolas que, poco a poco, comenzaban a olvidar la economía de subsistencia de la posguerra, y que buscaban la forma de poder desplazarse a sus segundas residencias con comodidad.

Los primeros Seat 124 llegaban al mercado con un motor de gasolina 1.2 que era capaz de rendir 60 CV. Puede parecer una capacidad limitada, pero lo cierto es que eran más que suficientes para mover sus 855 kg de peso. Destacaba también por su completo equipamiento -fue uno de los primeros modelos españoles en contar con cinturones de seguridad de serie-, y por la facilidad de conducción -incorporaba una dirección de tornillo sinfín y rodillo más sencilla de manejar-.

Su gama fue creciendo paulatinamente, gracias a la aparición de una versión ranchera y cinco puertas, o de una variante más deportiva, la Sport Coupé 1600, que introducía por primera vez una quinta marcha en un modelo español.

En 1975, Fiat decidió dejar de producir el vehículo original, pero Seat continuó con su producción, aunque con importantes mejoras, cambiando la forma de los faros delanteros y traseros gracias al rediseño de Giorgetto Giugiaro, e introduciendo nuevas mecánicas en la gama, heredadas del 1430 y del 131. Así, llegaban un 1.4 de 75 CV, un 1.6 de 90 ó 95 CV, un 1.8 de 118 CV y un 2.0 que llegaba a los 114 CV. Tan sólo un año después, Seat decidía trasladar la producción a la planta navarra de Landaben, donde permanecería sus cuatro últimos años de vida.

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