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Movilidad europea sostenible

Europa, en ruta hacia una movilidad sostenible

Sustituir el coche por la bicicleta, el autobús o el metro, el producto importado a miles de kilómetros por el de cercanía, las ciudades de 15 minutos por la inabarcable urbe o que, en definitiva, una bocanada de aire puro no sea extraordinaria, sino lo normal. La movilidad sostenible forma ya parte del debate social, está en la agenda y ha venido, desde hace años, para quedarse.

La contaminación de las ciudades es un hecho y el deterioro del planeta por un creciente y exponencial impacto negativo en un mundo globalizado, desde un trayecto de apenas kilómetros hasta un viaje en avión por medio mundo, preocupan ya no en el medio, sino en el corto plazo. Sus consecuencias provocan que pocos sean los países que no tienen encima de la mesa, como mínimo, un análisis del de la huella que dejamos en prácticamente cada acción cotidiana de una sociedad en movimiento, pero pocas veces consciente de su resultado de sus hábitos.

Las medidas para regular el problema son, sin embargo, todavía diversas y con dificultades para un enfoque unitario. La movilidad sostenible, en todo este tiempo de debate, tiene pilares y políticas claras, al menos en la idea. La dificultad está en llevarlas a cabo: la legislación juega aquí un papel fundamental, incluso más allá de la necesaria pedagogía con los ciudadanos.

La Unión Europea, ya desde la década pasada, intenta liderar esa lucha climática y los intentos son constantes para implementar medidas y un marco de entendimiento jurídico en favor de potenciar, por ejemplo, la economía verde. Para la UE, el objetivo es llegar a ser climáticamente neutra para 2050 y, a corto plazo, reducir las emisiones en un 55% para 2030.

La financiación, una de las grandes incógnitas para un proceso costoso y necesitado de infraestructuras, tuvo un soplo de aire con los fondos europeos Next Generation tras la pandemia.

Un momento de crisis sanitaria y de shock social, que sirvió, por suerte, para impulsar una movilidad sostenible, segura y conectada que sirviera de escudo frente a nuevas crisis y transformar hacia una economía que, poco a poco, propicie una mirada larga para proteger el planeta.

Además de aportar ayudas y establecer estrategias como la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente o el plan Objetivo 55 que define medidas y políticas, la ambición europea está, sobre todo, en la necesaria transformación de las ciudades.

Las ciudades se transforman

En los últimos años se han publicado varios informes y estudios que comparan situaciones de distintas ciudades europeas en términos de movilidad sostenible. El Ranking De Movilidad Sostenible De Las Ciudades Europeas de Greenpeace compara distintos criterios de movilidad sostenible de trece capitales europeas.

Copenhague encabeza la lista por apuesta por ser cero contaminante para 2025 y su despliegue de Inteligencia Artificial en materia de movilidad. Le sigue Ámsterdam que cuenta con el 60% de sus desplazamientos en bicicletaOslo cierra el podio siendo la ciudad más eléctrica en cuanto a movilidad de Europa, ¡y del mundo! Cuenta con la mayor cantidad de coches eléctricos per cápita del mundo. Madrid queda en sexta posición con buenas calificaciones en cuanto a movilidad activa, seguridad vial y transporte público, y algo inferiores a la media en calidad del aire y gestión de la movilidad.

Estos resultados se alinean con los del informe elaborado por la campaña europea Clean Cities, que estudia la calidad del aire y movilidad sostenible de 36 ciudades europeas en base a 11 indicadores. Oslo y Ámsterdam se mantienen y encabezan el podio y les sigue Helsinki en tercer lugar, dejando en cuarta posición a Copenhague.

La primera ciudad española en aparecer es Barcelona; Bilbao y Madrid ocupan los puestos 14 y 16 respectivamente. La última ciudad española en aparecer es Granada en el puesto 27.

Hay ciudades que no aparecen como líderes ni destacan excesivamente en los rankings, aunque no dejan de ser impulsoras en la innovación para la movilidad sostenible. París, por ejemplo, es referente en innovación en sostenibilidad energética. En este caso está implementando un sistema para generar energía de forma sostenible en el metro. De la forma más simple, además: transformando los movimientos de los pasajeros a través de los torniquetes de acceso en energía utilizable. Concretamente, en energía cinética. El movimiento sostiene el movimiento.

Por otro lado, Londres también es pionera en movilidad sostenible urbana. Se ha convertido en la primera capital europea en contar con una Zona de Emisiones Ultra-Bajas, (ULEZ), por la que tan sólo unos pocos vehículos podrán circular, y tendrán que pagar por ello.

¿Puede España ser un referente europeo de la movilidad sostenible)

España, en ese sentido, intenta ponerse igualmente a la vanguardia en términos de movilidad sostenible. La Ley de la Movilidad Sostenible propone medidas y objetivos que impulsan al cambio;  y el Programa MOVES III ofrece incentivos para el uso de vehículos eléctricos, ayudas públicas para la instalación de puestos de recarga y para la renovación de flotas de transporte público.

Además, con Ley de Cambio Climático y Transición Energética aprobada en 2021, desde enero de 2023 en España habrá más de 150 municipios con Zona de Bajas Emisiones (. Es la medida estrella que contribuye a la descongestión del tráfico, a la calidad del aire, y a incentivar el uso del transporte público los servicios de transporte alternativos, como la bicicleta que ya está en marcha: BiciMad en Madrid, Bicing en Barcelona y Valenbisi en la ciudad de Valencia.

Según el ranking anual de Euromonitor International sobre las ciudades más sostenibles del mundo, las españolas han obtenido posiciones dignas de reconocer. Madrid ha resultado la ciudad más sostenible de España en 2023, en 2022 lo fue el municipio de Baiona, en Vigo. Además, la capital se convierte en la segunda ciudad más sostenible del mundo, superada por Melbourne (Australia); Sevilla se coloca en tercera posición y la isla de Palma de Mallorca en séptimo lugar.

El camino es, en todo caso, largo. Los datos, aunque acompañen, son solo un primer paso para una transformación que debe ser progresiva, pero firma. España está avanzando cada vez más en términos de sostenibilidad y movilidad consciente, llegando a adelantar a las urbes europeas que hasta ahora eran líderes en esta materia. Está en nuestra mano construir el futuro que merecemos, y podemos lograrlo.

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