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Cómo funciona el pretensor del cinturón de seguridad

El cinturón de seguridad es el invento que más vidas ha salvado en la historia del automóvil. Y, para ello, el pretensor ha sido su mejor aliado.

Entre los elementos encargados de proteger a los ocupantes de un vehículo, el cinturón de seguridad es sin lugar a dudas el más importante. Este elemento es obligatorio desde 2002 en todas las plazas del coche y tiene una misión fundamental: evitar que los ocupantes de un automóvil salgan despedidos en caso de accidente.

En el 99% de los coches actuales, el cinturón cuenta con tres puntos de anclaje y, además, se combina con un pretensor pirotécnico. Este último tiene la misión de potenciar la eficacia del cinturón, pegando con fuerza a los ocupantes contra el asiento en caso de impacto.

Así las cosas, podríamos definir al pretensor como un elemento diseñado para evitar que el cinturón se alargue en caso de impacto. De esta forma, se logra mantener a los ocupantes pegados al asiento y multiplicar la eficacia del cinturón.

Su funcionamiento es sencillo. Cada cinturón cuenta con un pretensor propio, que funciona en combinación con el airbag. Si los sensores del vehículo detectan un impacto, la centralita hace que detone una pequeña carga pirotécnica que, a su vez, hace que el cinturón se retraiga y se pegue firmemente contra el cuerpo. De esta forma se consigue que la eficacia del cinturón sea mucho mayor. Una vez que el pretensor ha cumplido su función, poco a poco, destensará el cinturón, para evitar posibles lesiones tras el impacto.

Por último hay que recordar algo muy importante. Cada vez que un pretensor se activa, hay que sustituirlo en el taller. Si no lo hacemos y sufrimos un percance, el cinturón carecerá de la eficacia de necesaria para garantizar nuestra seguridad.

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