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Nivel anticongelante

Qué hacer si desciende el nivel de anticongelante del coche

Un motor necesita movimiento en su interior para generar, a su vez, movimiento en el propio vehículo. En este proceso se generan rozamientos y fricciones que provocan un gran aumento de temperatura. Por ello es necesario que el sistema de refrigeración y, en particular, el anticongelante, se encuentren en buen estado.

Para que un motor funcione correctamente y lleve a cabo su función, sus piezas internas producen todo tipo de rozamientos entre sus componentes internos, lo que supone una subida de temperatura y, a su vez, un desgaste entre sus piezas. El rozamiento es la resistencia que se opone al desplazamiento de un cuerpo y que, en el interior del motor, se produce por el movimiento del pistón sobre el cilindro o la camisa, por el giro del cigüeñal en sus apoyos, etc.

Todos estos rozamientos generan calor que puede provocar, a medio y largo plazo, una pérdida de rendimiento en el motor y, en el caso de que el funcionamiento del sistema de refrigeración no sea el correcto, puede desembocar en una avería grave y, en los peores casos, en la rotura completa del bloque propulsor.

Para controlar esta temperatura se incorpora un sistema de refrigeración compuesto por distintos elementos: un circuito cerrado de líquido anticongelante, un vaso de expansión, un radiador de motor, una bomba de agua (que en el caso de los modelos híbridos es eléctrica), un termostato o la sonda de temperatura. De la sincronización de funcionamiento de todos estos elementos depende que la temperatura del sistema sea de unos 90 grados, lo que supondría estar funcionando en lo que se conoce como “temperatura de servicio”.

Qué hacer si baja el nivel de anticongelante

Nivel de anticongelante

Como el líquido anticongelante que se utiliza en el circuito de refrigeración tiene base acuosa, la propia temperatura de servicio hace que se produzca cierta evaporación. Por eso, no es extraño que, en cada operación de mantenimiento, se repongan aproximadamente 250 ml de este líquido, aunque el usuario debe revisar de forma regular que el líquido se encuentra dentro de los niveles recomendables.

Sin embargo, si en cualquier momento se presenta una alerta en el cuadro de instrumentos que indica que el nivel de anticongelante es excesivamente bajo y no se ha percibido que la temperatura ha subido más de lo habitual, y no circulamos más de 15.000 km anuales, puede ser señal de una avería.

Si esto ocurre, el primer paso sería rellenar de nuevo el vaso de expansión con el líquido necesario para alcanzar de nuevo el nivel recomendado por el fabricante, y observar minuciosamente si se ha producido alguna pérdida en el motor. También puede llevarse a cabo un diagnóstico en taller mediante una máquina específica, que introduce presión en el circuito de refrigeración y comprueba si se mantiene en él.

Después de rellenarlo, es importante dedicar algo de tiempo a observar el nivel y, si se ha producido de nuevo un descenso, será momento de evaluar una posible avería. Si esto es así, el primer paso será comprobar la integridad de la bomba de agua: en este caso, es posible que se trate de una pérdida tan leve que apenas sea visible.

Si la pérdida no viene de la bomba de agua, es posible que se haya producido un pequeño deterioro en forma de poro o de fisura en alguno de los manguitos que componen el sistema de refrigeración. Puede ocurrir que no se vea caer el líquido anticongelante, quedándose depositado en algún rincón del motor. En este caso se trataría de una avería complicada de diagnosticar hasta encontrar el punto exacto de pérdida.

Culata anticongelante

¿Y si, después de diagnosticar todos los puntos anteriores, la pérdida sigue sin ser visible o detectable? En este caso, es posible que la avería provenga directamente de la junta de la culata. Puede darse el caso de que la temperatura del motor no suba y se mantenga correcta en todo momento, pero el defecto de la junta produzca que el anticongelante penetre en uno o varios cilindros, provocando su evaporación. En este caso, se debería intentar detectar la presencia de hidrocarburos en el anticongelante a través de diagnosis y, si existen, extraer la culata para proceder a la sustitución de la junta.

En todo caso, si el usuario no dispone de unos conocimientos mecánicos avanzados, lo más recomendable es que, en caso de percibir cualquier descenso excesivo de líquido anticongelante, acudir directamente al taller para obtener un diagnóstico profesional y evitar, de esta forma, que cualquier posible avería acabe agravándose.

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