La movilidad eléctrica llega a la gran pantalla

Hace tiempo que la movilidad eléctrica dejó de ser una idea futurista y se consolidó como una apuesta firme del sector y, sobre todo, una realidad que se ve y se vive en la realidad… y en la ficción.

Según los pronósticos de la Agencia Internacional de Energía, en 2030 habrá 145 millones de coches eléctricos en el mundo. La industria del cine, como espejo social y uno de nuestros principales escaparates de tendencias, también se ha subido al coche eléctrico durante los últimos años, introduciendo algunos de los modelos del mercado en las taquillas.

Así, en los últimos años se han incorporado varios vehículos al catálogo de eléctricos cinematográficos. Si ya en el año 1997 la película de ciencia ficción Gattacca imaginaba un futuro perfecto donde Ethan Hawke, Uma Thurman y Jude Law conducían coches eléctricos que cargaban de noche –algo que ahora nos suena muy familiar–, hoy todo tipo de cintas los incorporan a sus tramas. Una muestra de ello:

• Audi RSQ en Yo Robot (2004): ambientada en 2035 y protagonizada por Will Smith, este modelo fue exclusivamente fabricado por Audi para la película y supuso el germen del modelo Audi e-Tron, el primero de sus vehículos 100% eléctricos.
• Chevrolet Volt en Transformers (2009): ya en el año 2009 vimos a los protagonistas de la película convirtiéndose en coches Chevrolet y uno de ellos, Jolt, está basado en el modelo eléctrico Volt.
• Tesla Roadster en Ahora los padres son ellos (2010): este Tesla Naranja apareció en la entrega de la familia Follen, contrastando su aparición con la del Toyota Prius.
• BMW 18 2014 en Misión Imposible 4 (2011): un superdeportivo eléctrico, caracterizado por sus grandes superficies acristaladas acompañó las peripecias de Tom Cruise en la cuarta película de una de las sagas de acción más taquilleras de las últimas décadas.
• Audi R-8 e-Tron en Iron Man 3 (2013): Este fabuloso deportivo eléctrico del grupo Volkswagen hizo su estreno triunfal en la tercera entrega de la saga de Iron Man, el icónico superhéroe de Marvel.

El cine también ha servido de inspiración a la hora de fabricar vehículos en los últimos años. Por ejemplo, en 2021, la startup estadounidense Battle Approved Motors (BAM), que desarrolla tecnología eléctrica para vehículos, en busca de inversores prototipó el R101, un todoterreno que no empleaba combustibles fósiles a medio camino entre un Ferrari y un Tesla en cuanto a tecnología, pero estéticamente muy similar a los de las películas de  Mad Max.

Este año, hace apenas unos meses, DeLorean Motor Company presentó un proyecto en el que llevaba décadas trabajando: el Alpha5, la actualización del emblemático coche en el que se movía Marty McFly en Regreso al futuro. Además de un lavado de cara estético –pero conservando gran parte de los elementos que lo caracterizaron en los 80–, el nuevo DeLorean es totalmente eléctrico, capaz de alcanzar los 250 kilómetros por hora y con capacidad para cuatro pasajeros. En esta ola nostálgica que está devolviendo a las pantallas las películas de hace décadas, no sabemos si veremos pronto un reboot de la cinta, pero nadie duda de que para viajar al futuro hoy hay que moverse sin gasolina.

Más allá del campo de la ficción y sus tentáculos en la realidad, también los encargados de contar la realidad se han hecho eco de esta tendencia imparable. Uno de los documentales que mejor lo ejemplifica es Long Way Up, protagonizado por la estrella de cine escocesa Ewan McGregor. En él, el conocido Obi-Wan Kenobi en Star Wars se sube en una Harley Davison LiveWires para recorrer los kilómetros que separan Tierra del Fuego, el punto más austral de Sudamérica, hasta Los Ángeles. Este último documental es el tercero en el que el protagonista se anima a viajar distancias impresionantes: empezó en 2004 con Long Way Round, desde Londres a Nueva York, pasando por Asia y América; y Long Way Down (2007), desde John O’Groats, el punto más al norte de Reino Unido, hasta Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Sin embargo, Long Way Up es la primera ruta que se realiza por completo a bordo de un vehículo eléctrico.

Esta nueva movilidad no solo se ha colado en la pantalla, sino tras ella. Los eléctricos también están cada vez más consolidados en las dinámicas y entresijos de la industria audiovisual, suponiendo en algunos casos no solo una solución más eficiente, sino también más rentable. Cada vez más, las producciones cinematográficas utilizan vehículos eléctricos muy sencillos, caracterizados por su estructura de metal que sirve como esqueleto para las distintas cámaras del rodaje y sobre el que se construye de forma digital la imitación del vehículo que se busca para producto final. Este tipo de vehículos Blackbird, como se denomina uno de los modelos más conocidos desarrollado por JEMFX–, permiten prescindir de modelos originales que pueden verse dañados durante el rodaje.

La banda sonora de la electromovilidad

El séptimo arte nos invita a la emotividad porque todos sus elementos están perfectamente orquestados para lograr transmitir, a través de sus historias, sensaciones y experiencias que nos transporten. La música es uno de esos grandes mecanismos conductores de emociones para el ser humano y una parte fundamental del audiovisual. ¿Qué sería de nuestras películas y sagas favoritas sin sus bandas sonoras originales?

Hablar de bandas sonoras en el cine de las últimas décadas es, sin duda, hablar de Hans Zimmer, el conocido compositor, ganador de un Óscar de la Academia y un Globo de Oro y autor de la banda sonora de algunos de los films más destacados de nuestro tiempo, como El Rey León, Gladiator, Origen, Interestellar o Dune, se ha unido al BMW Group Sound Design para crear sonidos de conducción especiales para los nuevos BMW eléctricos: los BMW IconicSounds Electric. El objetivo de esta iniciativa es crear toda una imagen corporativa mediante el oído para que los clientes de la marca puedan disfrutar de la experiencia de conducción también mediante la audición.

Sin duda, la conducción eléctrica y la movilidad sostenible son el verdadero –y necesario– taquillazo de nuestros días. Una tendencia del presente para un futuro de cine.