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Citroën ZX

Citroën ZX: el éxito de lo diferente

Citroën siempre se ha caracterizado por su incansable búsqueda de lo diferente. Sus diseños arriesgados y sus innovaciones mecánicas han acompañado, desde su creación, a la marca parisina, logrando colocar a muchas de sus creaciones en el olimpo de los vehículos a recordar. Uno de los más interesantes, en este sentido, ha sido el ZX, un compacto a medio camino entre el AX y el BX y que logró la admiración de muchos puristas del automóvil.

Al contrario de lo que ocurre en muchas ocasiones, antes de su lanzamiento oficial, el Citroën ZX ya cosechaba éxitos en el mundo de la competición, en la que brilló bajo el nombre de ZX Rallye Raid en competiciones como la Baja Aragón o el París-Dakar. Sin embargo, entre estas versiones de competición y los modelos de calle existía un auténtico abismo.

Citroën ZX

Para abarcar su historia, es necesario remontarse hasta el año 1986, momento en el que Citroën comenzó a trabajar en el prototipo Proyecto N2, un vehículo derivado del histórico GS con el que compartía tamaño pero no concepto. Elaborado por el conocido carrocero Bertone, el N2 nació en colaboración con el Centro de Diseño de Vélizi aprovechando multitud de detalles del entonces muy popular BX. Bertone también se encargó del diseño del interior, pero su propuesta inicial no fue del agrado de la marca francesa por ser considerado demasiado simple, por lo que se acabó recurriendo a Vélizi para este cometido.

Habría que esperar hasta enero de 1991 para conocer la versión definitiva de este compacto, tan sólo tres meses antes de su puesta a la venta. Entonces, sólo era posible elegir un modelo de carrocería, con cinco puertas con portón trasero, aunque la gama se vería aumentada pronto con la aparición de una versión más deportiva de tres puertas, e incluso una versión para su uso como vehículo comercial. Mecánicamente, el ZX contaba con una suspensión trasera con eje autodireccional, algo que lograba diferenciarse de su competencia directa –compuesta, entonces, por auténticos históricos como el Volkswagen Golf–.

Un equipamiento muy completo

Interior Citroën ZX

El Citroën ZX contaba, durante su ciclo de vida en Europa, con tres carrocerías. Además de las ya citadas de tres y cinco puertas, en 1993 se añadía una versión familiar de cinco puertas, la denominada “Break”, que destacaba especialmente por su aprovechamiento del espacio interior y por su buena realción entre calidad y precio.

Su equipamiento destacaba, ya entonces, por su alto nivel tecnológico, con opciones como el cierre centralizado, la dirección asistida, los elevalunas eléctricos y, desde 1994, el airbag de conductor. En el caso de los acabados más altos, su equipamiento era todavía más completo, con asientos delanteros y espejos retrovisores calefactables. Pero su principal aportación a la historia del automóvil europeo pasaba por la aparición, en primicia, de su banqueta trasera desplazable longitudinalmente, algo que, años más tarde, imitarían muchos modelos.

Interior Citroën ZX

Su eje trasero autodireccional resultó, también, toda una innovación en la época. Estaba anclado sobre unos tacos de goma que facilitaban que, en los apoyos en curva, todo el eje girase en el mismo sentido que la dirección, algo que lograba aumentar la velocidad de paso.

Respecto a sus motorizaciones, el ZX contó, a lo largo de su historia, con numerosas variantes, aunque sólo con dos diésel –una turboalimentada y otra atmosférica-. Desde los 60 CV de su primer 1.1 hasta los 2.0i 16v de 155 CV, el abanico de opciones era más que suficiente para cualquier consumidor.

A pesar del éxito de crítica y de ventas, la presión ejercida por competidores como el Volkswagen Golf y el inminente lanzamiento del Xsara llevó a Citroën a cesar la producción del ZX en 1998.

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