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¿Cuándo nacieron las baterías para los coches eléctricos?

Baterías: ¿Cuándo nacieron las usadas en el coche eléctrico?

Aunque podría parecer que los primeros coches eléctricos, nacidos en el siglo XIX, ya incorporaban baterías que les permitían recorrer un número limitado de kilómetros, lo cierto es que el nacimiento del coche eléctrico no llegó parejo al de sus sistemas de acumulación energética.

Los primeros coches eléctricos no recurrían a una batería para alimentar a sus primitivos motores eléctricos. Es el caso, por ejemplo, del modelo de Thomas Davenport, que en 1834 construyó un modelo de coche eléctrico que era capaz de circular en una pista corta, con forma circular, y con un sistema de electrificación en la propia pista.

Sin embargo, la primera referencia a una batería eléctrica aparece en el año 1835, cuando el profesor holandés Sibrandus Stratingh y su asistente Christopher Baker crearon un coche eléctrico, eso sí, a pequeña escala, que era capaz de moverse gracias a una batería no recargable de células primarias.

Poco después, en 1837, el químico Robert Davidson creó una batería de células galvánicas que estaba destinada a mover a la primera locomotora eléctrica del mundo. Esto serviría de auténtico embrión para el trabajo del inventor británico Robert Anderson, que también trabajó en la creación de una locomotora eléctrica que se valía de rieles conductores de corriente eléctrica.

Pero el primer salto cualitativo importante en la historia de las baterías eléctricas para automoción llegó en 1859 con la invención de la batería de plomo-ácido por parte del francés Gaston Planté. Camille Alphonse Faure, otro científico francés, se encargó de mejorar el diseño de esta batería en 1881, de tal forma que ya era posible su fabricación a escala industrial.

Estos avances se trasladaron pronto al automóvil. En 1867, en la Exposición Mundial de París, el inventor austriaco Franz Kravogl presentó un primitivo coche eléctrico de tres ruedas que utilizaba un sistema de baterías basado en el creado por Planté.

Habría que esperar a 1884 a la intervención del inventor británico Thomas Parker, creador de la electrificación del metro de Londres o de los tranvías de Liverpool y Birmingham, que comenzó la primera producción de coches eléctricos que utilizaban sus propias baterías recargables de alta capacidad.

A partir de ese momento, el desarrollo de las baterías y del coche eléctrico fue imparable durante años. Incluso con la creación del primer híbrido, creado en 1911 por la Woods Motor Vehicle Company de Chicago, que no pasó de ser un primer acercamiento a esta tecnología que tendría su máximo desarrollo ya a finales del siglo XX.

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