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La conducción autónoma llegará en un futuro cada más cercano. En estos momentos las marcas están poniendo esfuerzos para tratar de optimizar los sistemas de software e, incluso, ya están realizando pruebas en la calle.
En la actualidad, más que conducción autónoma, los vehículos cuentan con ayudas a la conducción sofisticadas. Pese a que ayudan, en ningún momento quitan el protagonismo al humano.
De la mano que con este cambio de paradigma, se abre una duda en cuanto a la depuración de responsabilidades en caso de accidente. La cuestión es la siguiente: ¿En qué punto conduce la máquina o el propio conductor?
La ley no está del todo preparada para responder en este ámbito, y el tema jurídico va muy por detrás de lo que la tecnología y los fabricantes pueden ofrecer. Es sin duda un freno a la aparición de estos sistemas en la calle.
Si hay problemas, ¿quién es el responsable?
Actualmente, todos los sistemas de ayuda a la conducción demandan la presencia de un conductor a los mandos del vehículo. La persona puede tomar las riendas de la conducción en cualquier momento, y siempre ha de estar atenta. Por ende, la responsabilidad siempre es del humano.
El momento crítico aparecerá en el momento en que no se precise de un conductor para que un vehículo pueda transportar a sus ocupantes. En este caso, los sistemas de conducción del vehículo serán los protagonistas únicos, y ahí sí que la ley deberá requerir la responsabilidad en caso de fallo a una máquina en vez de a una persona. Esta realidad por el momento es lejana.
Hoy en día, la norma más flexible en este aspecto es la estadounidense. Acepta las pruebas con este tipo de vehículos, pero en todo caso precisa de un humano que supervise la acción. Debe ser capaz de tomar las riendas de la conducción en caso de fallo.
Las marcas, en una lucha tecnológica constante
Los fabricantes actualmente están viviendo un nuevo paradigma de movilidad. La digitalización, interconectividad y electrificación son las claves del cambio. La carrera por ser la primera marca en realizar un software capaz de hacer funcionar a los vehículos de manera totalmente autónoma es fundamental, y en eso están firmas como Audi, Tesla o Volvo.
