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La percepción de riesgo es la habilidad de detectar y reaccionar ante una situación de peligro mientras se conduce y, por ello, es importante concienciar a todos los usuarios de las vías a este respecto, ya que adquirir esta destreza será esencial a la hora de tomar decisiones que salven nuestras vidas y las de los que nos rodean.
La conducción es una actividad que requiere un alto grado de responsabilidad y atención, ya que la forma en la que lo hagamos hará que aseguremos la integridad del vehículo, la de los acompañantes y los peatones. Por esta razón, es importante recalcar la importancia de un elemento fundamental que el conductor debe tener presente a la hora de conducir: su capacidad de percepción de peligros.
Una situación de riesgo es aquella que lleva al conductor a estar alerta ante un imprevisto que le puede obligar a tomar una decisión: reducir la velocidad, frenar, cambiar de dirección, etc. Percibir este peligro es un factor importante para todo tipo de conductores, quienes deben entrenar y adquirir esta habilidad; como también lo es para todos los usuarios de las vías, incluidos los más vulnerables, como son los peatones, niños, mayores o ciclistas.
¿Qué es la percepción del riesgo?
Es la capacidad de detectar y reaccionar ante una situación de riesgo mientras se conduce. Por ello, es esencial estar alerta ante un imprevisto y tener entrenados la mente y el cuerpo para tomar una decisión en décimas de segundo, ya que esta destreza puede salvar nuestras vidas y la de los que nos rodean. Pero no sólo los conductores deben estar al tanto de esta situación, es importante concienciar a todos los usuarios de las vías a este respecto para evitar los accidentes.
De esta forma, un ejemplo de percepción del riesgo en la conducción sería ver una pelota atravesando una vía y tener la decisión instintiva de reducir la velocidad e, incluso, frenar, ya que la experiencia en la conducción nos dice que, detrás del balón, es muy probable que aparezca un niño/a. Así, la mayor habilidad para percibir riesgos se relaciona con una menor probabilidad de sufrir un accidente y, por este motivo, este hecho se define también como la capacidad que algunos conductores tienen de “leer la carretera”.
La percepción del riesgo llega tras evaluar toda una serie de datos externos como la velocidad, el estado de Ia carretera, la visibilidad o la potencia del vehículo, combinados con los conocimientos que tengamos sobre la peligrosidad de determinadas situaciones. Por ello, esta destreza debe entrenarse y adquirirse para conseguir una conducción segura, ya que la percepción se encuentra vinculada con la experiencia y el sentido común de la persona, nutrida por sus sentidos y vivencias a lo largo del tiempo.
No obstante, en ocasiones, la percepción del riesgo también se ve influida por variables personales como la edad, el sexo, los valores, las actitudes o las motivaciones; las variables situacionales como el estado físico, la prisa, el alcohol o el nivel de estrés; o bien por variables relacionadas con la cultura o el país en el que se vive. Por esta razón, para lograr una correcta percepción de riesgo será necesario tener una buena formación y poseer unos esquemas mentales adecuados que nos provean de directrices para saber cómo interpretar lo que vemos.
Consejos para mejorar la percepción de riesgo
Algunas recomendaciones que nos otorgarán la capacidad de reaccionar más rápidamente ante un imprevisto son las siguientes:
- Cuando te aproximes a pasos de peatones y zonas escolares reduce la velocidad y cede el paso.
- Respeta y sigue siempre las indicaciones de tráfico y de los agentes.
- Ten especial cuidado ante personas con discapacidad y mayores, dado que necesitan más tiempo para reaccionar ante el peligro. Por ello, se les debe conceder más tiempo a la hora de cruzar una vía.
- Cuando adelantes a motoristas y ciclistas, recuerda dejar espacio en los adelantamientos de mínimo metro y medio, extremando las precauciones si la carretera es estrecha o la visibilidad es reducida.
No presiones a otros conductores en las incorporaciones en caso de que estés esperando para incorporarte y, en el caso opuesto, facilita a otros conductores la incorporación a la vía y a la salida de los estacionamientos.
