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De qué depende que una carretera sea más o menos peligrosa

De qué depende que una carretera sea más o menos peligrosa

España cuenta con una de las redes de carreteras más amplias de Europa. En total, según el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, suma casi 170.000 kilómetros y, aunque las infraestructuras suelen ser buenas y llegan hasta los puntos más inhóspitos de nuestra geografía, son demasiados los tramos peligrosos y los puntos negros en las calzadas de nuestro país. Los llamados puntos negros de las carreteras, que en España se establecen a partir del Índice de Peligrosidad y del Índice de Mortalidad de la vía, que cada año elabora la Dirección General de Tráfico y que pueden consultarse en tiempo real en un mapa habilitado por el RACE. La antigüedad, el mantenimiento, el trazado, la localización de la vía y la intensidad del tráfico son factores decisivos y responsables indirectos del Índice de Peligrosidad y mortalidad en las carreteras españolas.

Por eso, desde ALD Automotive, siempre comprometidos con la seguridad vial, la disminución de percances en carretera y la concienciación de los conductores al volante, han establecido una serie de parámetros que determinan de qué depende que una carretera tenga unos índices más o menos altos, es decir, de qué depende que una carretera sea más o menos peligrosa:

Antigüedad de la vía: normalmente, cuando la carretera es nueva cuenta con unas mejores condiciones para la circulación, con carriles más amplios y mejor señalizados. 

Mantenimiento de la vía: Independientemente de la antigüedad, es muy importante un buen mantenimiento de la vía, con el fin de que el pavimento esté en condiciones óptimas, evitando los temidos baches. También la correcta señalización, tanto vertical como horizontal, contribuye de forma decisiva al incremento o disminución de la siniestralidad.

Trazado de la vía: el diseño de la carretera es esencial a la hora de determinar su peligrosidad: si tiene más o menos curvas, si cuenta con más o menos rectas, más o menos badenes y más o menos pendientes. A ello hay que sumarle la longitud de los tramos más o menos peligrosos y que dependen, precisamente, de estas variables.

Localización de la vía: Aunque a primera vista pueda parecer que no sea un parámetro importante para establecer la peligrosidad, la localización es determinante, sobre todo, por la climatología predominante en la zona por donde discurre la calzada. Así pues, los lugares donde predominan las lluvias, o las nieblas, suelen tener mayor riesgo de incidencias por la baja visibilidad.

Intensidad de tráfico en la vía: Por supuesto, las vías por donde circulan una mayor cantidad de vehículos son más peligrosas, ya que, a mayor número de vehículos circulando, mayor es el riesgo de sufrir un percance. 

Todos estos factores condicionan irremediablemente el número de accidentes con víctimas registrados en los distintos tipos de vía y, por ende, son responsables indirectos del índice de Peligrosidad y Mortalidad en las carreteras españolas. Aunque todos los tipos de vías pueden contemplar estos factores, lo cierto es que la peligrosidad aumenta en las carreteras convencionales con respecto a las autovías. De hecho, tal y como asegura la DGT, se estima que circular por una autovía reduce el riesgo de sufrir un percance en un 50%.

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