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GLP y GNC, ¿qué significan y cuáles son sus diferencias?

Las energías alternativas están en auge en el mundo del automóvil. Siglas como GLP o GNC han dejado de sonarnos extrañas, y su economía de uso y el distintivo ECO de la DGT son sus argumentos comerciales principales.

Dentro de este saco encontramos los dos tipos de gas que se utilizan para la automoción. El GLP (Gas Licuado de petróleo) y el GNC (Gas Natural Comprimido).

Dentro de las energías alternativas se encuentran los híbridos, tanto enchufables como no, y los eléctricos, pero en esta noticia vamos a centrarnos en explicar en qué consisten y cuáles son las diferencias que hay entre ambas tecnologías.

GLP, con “P” de petróleo

El gas licuado de petróleo es una mezcla de butano y propano, dos gases más densos que el metano, que sí se pueden licuar fácilmente por compresión. El depósito de GLP de los coches se suele posicionar en la cavidad en la que tradicionalmente se ha colocado la rueda de repuesto (como vemos en la imagen superior), y su recarga se cuenta por litros.

El repostaje es parecido al de la gasolina, aunque debido a la compresión que requiere, la boca de carga se conecta con el circuito del vehículo de manera hermética.

Su principal ventaja es el coste económico que supone su uso ya que tiene un precio que ronda los 70 céntimos. Es importante tener en cuenta que los coches que funcionan con este tipo de gas consumen algo más en comparación a los gasolina y, además, existe una merma prestacional.

Los vehículos de GLP son bi-fuel, por lo que tienen tanto depósito de gasolina como de gas, y su mecánica está preparada para funcionar con ambos combustibles. Estos coches arrancan siempre utilizando gasolina y después, una vez que cogen cierta temperatura, pasan a funcionar a gas.

Los que vienen de serie con la conversión hecha, también tienen ciertos elementos del motor reforzados, mientras que, esto no es así si es el usuario particular es el que se aventura a hacer la transformación.

GNC, la apuesta del grupo VAG

El gas natural comprimido, es similar en composición al utilizado en el hogar, aunque optimizado para su uso vehicular. Es también un hidrocarburo, y por ello no es renovable. En positivo está que las bolsas de gas están más distribuidas por el planeta.

Es un gas liviano que no puede licuarse por compresión sin enfriarlo antes a -161ºC; por este motivo, en los coches, se almacena comprimido a una presión de unos 300 bares y se cuenta por kilogramos a la hora de repostarlo.

Al igual que en el caso del GLP, su reducido precio es su ventaja más sustancial. En este caso sí que es cierto que las gasineras para su repuesto son menos en número, hecho que es bueno tener en cuenta a la hora de realizar un viaje.

Los vehículos de GNC también son bi-fuel, por lo que, si no encuentras un lugar para repostar, siempre está la opción de la gasolina.

En el mercado, son las marcas del grupo VAG las que apuestan por este tipo de combustible. Las siglas TGI en Volswagen o Seat y g-tron en Audi, son algunos ejemplos.  

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