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El mítico Porsche 911 Carrera RS 2.7 cumple 50 años desde su lanzamiento. Este deportivo fue, además de el coche de producción alemán más rápido de su época, el primer 911 con el apellido “Carrera”. “Estaba destinado a ser un vehículo para homologarlo en competición, un deportivo muy ligero y rápido”, recuerda Peter Falk, entonces Jefe de Pruebas de Vehículos de Producción en Porsche.
Se convirtió en un coche de circuito y rallyes con muchas innovaciones técnicas. Bajo el capó escondía un motor bóxer de seis cilindros y 2.7 litros, capaz de desarrollar 210 CV y 255 Nm. La velocidad máxima pasaba de 245 km/h. Asimismo, fue el primer modelo de serie con un alerón delantero y uno trasero, el que le dio el sobrenombre ‘Entenbürzel’ (“cola de pato”).
Porsche planeó una producción de 500 unidades. Su homologación, en el Grupo 4 (los GT especiales) permitió a sus compradores circular con él por carretera. De esta manera, el RS original se convirtió en un vehículo de competición apto para la calle. El 5 de octubre de 1972 se presentó en el Salón del Automóvil de París, y a finales de noviembre ya se habían vendido los 500 ejemplares previstos.
Pero el gran éxito comercial del RS hizo que Porsche se lanzase de lleno a producir más unidades. Se llegó a triplicar la producción del 911 Carrera RS, y para julio de 1973 ya se habían fabricado 1580 unidades. El legendario modelo se homologó dentro del Grupo 3 a partir del millar de unidades.
Además de la inscripción “Carrera”, Porsche ofrecía otros rasgos distintivos: una gama de 29 tonos de pintura, incluyendo colores como el Amarillo Bright, el Rojo o el Naranja Blood. Las llantas iban a juego con el tono de la carrocería o con las inscripciones Carrera en los laterales, que podían llevar colores como el rojo, el azul o el verde para los vehículos blancos.
