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Historia Pegaso

Pegaso, historia del vehículo industrial en España

Pegaso es, sin duda, una de las marcas con más historia en la automoción española. Creada en 1947, esta marca nació con la clara vocación de convertirse en una referencia de innovación y diseño en todo el continente europeo. 

Este año, Pegaso celebraba su 75º cumpleaños. Lo cierto es que hoy en día ya no son muchas las unidades de camiones que se ven en circulación por las carreteras o calles españolas, pero los pocos que aún lo hacen son auténticas unidades de coleccionismo. Y sobre todo, reflejo de la vida de una marca que ha acabado siendo considerada un icono español, como los primeros SEAT o como el archiconocido Toro de Osborne

Para conocer la historia de la marca es necesario remontarnos a la década de 1940, momento en el que la recién formada ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones) lanzó sus primeros vehículos industriales y turismos. ENASA fue el resultado de la nacionalización de la marca Hispano Suiza (otra marca histórica, fundada en 1904 y que ha resurgido en los últimos años, ya bajo manos privadas, con el modelo Carmen). 

En aras de impulsar la actividad económica e industrial del país de la España de la posguerra, los directivos de la empresa tomaron la decisión de crear una marca que simbolizase, desde sus principios, la potencia y la fiabilidad de sus modelos. Por ello, decidieron bautizar la recién nacida compañía con el nombre del caballo del dios Zeus, Pegaso, que simbolizaba precisamente esos valores. 

Desde sus inicios, Pegaso contó con la dirección de uno de los mejores ingenieros que ha dado este país, Wilfredo Ricart. Este importante personaje de la historia del automovilismo español había trabajado entre otros para Alfa Romeo y fue, incluso, parte del equipo creador de SEAT, y destacó siempre por su capacidad de innovación técnica. 

Camión eléctrico Pegaso

Tal fue el ansia de innovación que Pegaso no tardó en lanzar un revolucionario modelo, el Z-601, que pasó a la historia por ser un prototipo completamente funcional de vehículo eléctrico, que veía la luz en 1952, y que permitía ya entonces recorrer hasta 75 km gracias a sus baterías. 

El éxito de la marca fue pronto incontestable. Tanto es así que, ya en la década de los 50, Pegaso decidió dar un nuevo paso adelante en su actividad industrial y comenzó a fabricar deportivos que, en su corta vida, fueron pronto considerados de los mejores modelos de Europa. A pesar de ello, solo llegaron a producirse 84 unidades antes de que, de nuevo, se decidiese centrar su actividad económica solo en los vehículos industriales. 

Ya en la década de los 80, Pegaso fue víctima de una gestión no especialmente brillante por parte de sus directivos, y de la gran falta de competitividad de sus productos especialmente en el mercado europeo. Cientos de miles de millones de las pesetas de entonces y muchas dudas sobre su viabilidad después, el Gobierno español tomó una dura decisión: poner a la venta tanto a la marca como a ENASA.  

Así, en 1990 se llegaba a un acuerdo con el grupo italiano IVECO, que se había creado en 1975 dentro del grupo FIAT, una venta que se materializaba el 3 de enero de 1991. Así, IVECO no solo se hacía con uno de los fabricantes de vehículos más importantes de la historia de España, sino también con la mayoría del mercado español de vehículos industriales de nuestro país, y con dos fábricas, la de Madrid y la de Valladolid, que continúan en la actualidad produciendo vehículos. Un ejemplo de ello es la planta castellanoleonesa, en la que se produce la IVECO Daily

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