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Patinetes eléctricos: claves de uso para impulsar la nueva movilidad

Desde hace unos años, el asfalto cuenta con un nuevo ocupante que, poco a poco, ha ido ganando espacio hasta hacer que ahora no nos imaginemos una ciudad sin su presencia. Lo ha hecho de forma tan rápida que no ha estado exento de polémica, de dilemas y de muchas preguntas sin resolver. Hablamos, por supuesto, del patinete eléctrico.

Aunque ya estaban presentes en las grandes ciudades –por ejemplo, en el caso de Madrid, la primera gran incursión tuvo lugar en el verano del 2018 con la concesión de licencia a una operadora de este tipo de vehículos de movilidad compartida–, la pandemia ha sido un punto de inflexión en su expansión.

No solo se han multiplicado las operadoras en los diferentes núcleos urbanos ya que, debido a que es un medio de transporte rápido, fácil de manejar, que garantiza la distancia interpersonal y evita las aglomeraciones del transporte público, además de no necesitar permiso de circulación, muchas personas se han apuntado a la compra de su propio patinete. Por ejemplo, desde Sprinter estiman que, solo en sus tiendas, la venta de este tipo de vehículos se incrementó un 290% en 2022 con respecto al año anterior. Sus cifras avalan una tendencia más que visible en las calles: según la DGT, en España ya hay más de 800.000 de patinetes circulando.

Aceras, patinetes y peatones: seguridad y espacio urbano

La aparición en escena de este tipo de vehículos es, indudablemente, una buena noticia para la movilidad sostenible: al tratarse de aparatos eléctricos, ayudan en la tarea de descarbonizar la movilidad en las ciudades y permiten a los usuarios reducir, al menos en algunos casos, los trayectos que realizan en coches o motocicleta, con la consiguiente rebaja de emisiones. Sin embargo, como sucede con toda irrupción tecnológica más o menos rápida, la de estos patinetes también ha ido acompañada de ciertas incertidumbres, malos usos y problemas de seguridad vial.

Entre todas estas cuestiones destacan las últimas, relacionadas además con la ocupación del espacio urbano que realizan los usuarios de los patinetes en uno de los puntos más conflictivos en el asunto: las aceras. Un informe elaborado por el RACC, en el que se analiza el perfil de usuarios de patinetes y otros vehículos de movilidad personal en la ciudad de Barcelona, más del 43% de conductores reconoce que circula por la acera, una práctica no permitida. Otro estudio similar llevado a cabo por la Fundación Línea Directa y FESVIAL, realizado en todo el territorio, eleva la cifra a un preocupante 73%.

Además, según los cálculos del RACC, más de un 12% de usuarios de estos vehículos reconoce haber tenido alguna vez un accidente con daños personales, en gran parte involucrando a otros patinetes o a ciclistas. De hecho, en la ciudad condal, los médicos alertan de que atienden a cada vez más personas en este tipo de siniestros que dejan ya más de un herido al día.

Otro de los puntos de fricción con la ciudadanía se encuentra en la ocupación de los espacios urbanos: a nadie le es ajena la imagen de decenas de patinetes amontonados en la acera, en perjuicio de los peatones y ocasionando sensibles molestias a aquellas personas con, por ejemplo, problemas de movilidad o visión.

Las quejas han llevado a las administraciones locales a pisar el acelerador para regular el asunto y, por ejemplo, en Madrid, el pasado mes de octubre se produjo un importante recorte de las autorizaciones para circular: redujo a tres el número de operadores y rebajó el número de licencias de 10.000 a 6.000 para intentar solucionar los problemas derivados del estacionamiento. En ciudades como París han ido más allá: las protestas de los vecinos por el mal uso de los patinetes eléctricos se han materializado en un referéndum al que están llamados a votar todos los parisinos y en el que decidirán si permiten o no el alquiler de este tipo de dispositivos en la ciudad.

Uso del patinete: qué se puede hacer y qué no

Aceras a un lado, uno de los grandes problemas que subyacen en este tipo de movilidad se encuentra a nivel legislativo. La regulación siempre va un paso por detrás y, en el caso de una transformación tan rápida como la de la movilidad, se ha encontrado con importantes lagunas. Pese a que la aplicación de las medidas dependan de las normas de circulación de cada ayuntamiento –por tanto, para conocer las particularidades hay que consultar el reglamento de movilidad de cada ciudad– la última Ley de Tráfico de la DGT, que entró en vigor en marzo de 2022, estableció una serie de mínimos de obligado cumplimiento.

Por ejemplo, según esta normativa, está terminantemente prohibido circular por las aceras, zonas peatonales, autopistas, autovías, vías interurbanas o túneles dentro de las ciudades. Sí se puede circular por el resto de zonas –carril bici, calzada, etc.– a una velocidad comprendida entre los 6 y los 25 km/h y, por supuesto, con solamente una persona encima del patinete.

Está prohibido ir por aceras, zonas peatonales, pasos de travesía, autopistas, autovías, vías interurbanas o túneles en ámbito urbano. En el resto de vías (carriles bici, calzadas…) se debe hacer a una velocidad de entre 6 y 25 km/h. Y, por supuesto, solo puede ir en ellos una persona, equipada con casco y ropa reflectante, aunque este es uno de los puntos más sensibles a cambiar en función de los reglamentos de cada ciudad. Por ejemplo, en Barcelona, donde aún no era obligatorio, lo será a partir del mes de abril.

A nivel técnico, la DGT estipula que los vehículos deben contar con luz trasera y delantera, dos frenos, pantalla con información de velocidad y estado de la batería, elementos reflectantes en las ruedas y una pata de cabra para estacionarlo. También recuerda que, como en los coches o en otro tipo de vehículos, no se puede circular con auriculares ni usando el teléfono y que los conductores pueden ser sometidos a controles de drogas y alcohol, con los mismos límites que  se tienen al volante. En caso de incumplimiento de algunas de las normas, las multas pueden ser de 100 euros por ir dos personas en un mismo vehículo, 200 por usar auriculares y hasta 1.000 por conducir bajo los efectos de las drogas o el alcohol.

En los próximos meses se esperan más cambios a nivel legislativo. Por ejemplo, la propia DGT ha anunciado que creará un permiso de circulación que será obligatorio para todos los patinetes eléctricos que se comercialicen a partir de enero de 2024. La normativa también recomienda –aunque de momento no obliga, pero algunas localidades, como Bilbao o Alicante, sí lo hacen– contar con un seguro de responsabilidad civil para circular. Si tienes dudas, te recomendamos consultar la ordenanza de movilidad de cada ciudad para circular de forma.

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