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Los mejores deportivos de los años 90

Los mejores deportivos de los años 90

Los años 90 fueron, sin duda, tremendamente fructíferos en lo que al desarrollo de vehículos deportivos se refiere. Tanto es así que muchos de los que han pasado a la historia tienen su germen directo en estos años. Hemos seleccionado algunos de los más importantes.

Bugatti EB110

Bugatti EB110

Es el antecesor directo del Veyron y del Chiron, dos de los modelos deportivos actuales más rápidos. Y eso que es uno de los superdeportivos de los años 90 menos recordados, a pesar de ser uno de los más veloces de la época.

Mecánicamente, este modelo contaba con un motor de 3,5 litros, que contaba con una arquitectura de 12 cilindros en V y cuatro turbocompresores, que generaban un total de 550 CV de potencia, y una velocidad máxima de 342 km/h, datos que superaban ampliamente a los de cualquier otro modelo de la época.

Se llegó a fabricar también una variante Super Sport del que solo se fabricaron 30 unidades -las necesarias para homologar este modelo para competir en las 24 horas de Le Mans-, que contaba con una nueva centralita electrónica y una nueva línea de escape, que permitían incrementar su potencia hasta los 610 CV. Además, la incorporación del kevlar en la carrocería rebajó de forma importante su peso, lo que hizo que incrementasen sus prestaciones: era capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos, y alcanzar 354 km/h.

BMW M5 E39

BMW M5 E39

Es, probablemente, la berlina deportiva grande más importante de los 90, y probablemente también el M5 más equilibrado de la marca alemana. Este modelo incorporó algunas soluciones mecánicas inéditas en su segmento, como un motor 5.0 V8 de 400 CV, que permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos, convirtiéndose así en la única berlina de su tamaño y su peso en bajar de los 5 segundos.

Además, fue el primer BMW M5 en incorporar control electrónico de estabilidad DSC, y un sistema que incrementaba el número de rpm del corte de inyección a medida que el propulsor iba ganando temperatura hasta alcanzar su punto óptimo.

Ferrari F50

Cuando Luca Cordero di Montezemolo presentó en sociedad este modelo en el año 1995, dejó claro que el objetivo de la nueva creación de Ferrari, de la que solo se fabricaron 349 unidades, era ser el primer coche de calle capaz de transmitir a su conductor sensaciones de F1. Para ello, pasó a incorporar una mecánica V12 situada en posición central-trasera, que desarrollaba 520 CV a 8.500 rpm con una caja manual de seis velocidades.

Aunque han pasado 25 años desde su presentación, el F50 continúa siendo hoy en día toda una referencia en lo que a velocidad se refiere, al ser capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 3,8 segundos y alcanzar los 325 km/h.

Honda NSX

Honda NSX

Muchos expertos continúan considerando a la primera generación de este modelo como el coche japonés más importante de los años 90, y a su vez, uno de los mejores deportivos de la historia. Todo ello gracias a su relación peso potencia inferior a los 5,2 kg/CV, que le permitía hacer frente a deportivos como el Porsche 911 de la época o al Ferrari 348.

Una de sus claves fue el desarrollo de un chasis de aluminio de solo 208 kg, tremendamente rígido, junto con un motor atmosférico de gasolina 3.0 V6 situado en posición central. Aunque solo desarrollaba 270 CV, su distribución variable VTEC le permitía ofrecer un gran rendimiento a altas revoluciones, acelerar de 0 a 100 km en menos de 6 segundos, y alcanzar los 270 km/h.

Jaguar XJ 200

Jaguar XJ 200

Este modelo llegó a contar con el peculiar honor de ser considerado el coche de calle más rápido del mundo, gracias en parte a su motor 3.5 V6 biturbo de gasolina, con 550 CV de potencia. De hecho, este modelo debe su nombre a la velocidad máxima que era capaz de alcanzar: 220 mph, equivalentes a 354 km/h.

Lamborghini Diablo

Lamborghini Diablo deportivos

En la década en la que el Diablo se mantuvo en fabricación, entre 1990 y 2000, se construyeron 3.000 unidades, de las que 80 se correspondieron a la versión GT. Esta versión contaba con un motor 6.0 v12 atmosférico, que era capaz de desarrollar 575 CV y 630 Nm de par máximo.

A diferencia de los deportivos actuales, este modelo contaba con tracción trasera combinada con una caja de cambios manual de solo cinco velocidades, que le permitían alcanzar los 340 km/h de velocidad máxima y pasar de 0 a 100 km/h en apenas 3,9 segundos.

McLaren F1

McLaren F1 deportivos

Para muchos, este superdeportivo de tres plazas, en el que el conductor iba sentado en posición central, es el mejor deportivo de la historia. Hoy en día sigue siendo el vehículo con motor atmosférico más rápido, después de alcanzar los 386 km/h en el circuito de Ehra-Lessien, en Alemania, en 1998.

Cuenta con un chasis de carbono y un propulsor V12 atmosférico de gasolina de origen BMW, que rendía 635 CV, y que derivaba del que utilizaba la marca alemana en los BMW 750 y 850. Eso sí, con alguna modificación, como el incremento de cilindrada hasta los 6,1 litros, unas nuevas culatas o escapes de titanio, que generaban tanto calor que Gordon Murray, su diseñador, decidió recubrir el vano motor con oro.

Porsche 911 993 Turbo

Porsche 911 993 Turbo deportivos

Los amantes de Porsche consideran a este modelo el más bonito jamás creado por la marca de Stuttgart. Su variante 993 Turbo fue el primero en utilizar un sistema biturbo, compuesto por dos turbocompresores de reducidas dimensiones -uno por cada bancada de cilindros-. Además, fue el primero en incorporar tracción total y mecánica bóxer de 3,6 litros, que ascendía hasta los 408 CV de potencia, para llegar a los 430 CV en 1996, y a los 450 CV en 1998.

Toyota Supra

Toyota Supra deportivos

Es uno de los deportivos japoneses con mayor historia, ya que su última generación acaba de aparecer. Sin embargo, la generación presentada en 1993, la cuarta, es recordada por ser, por ejemplo, uno de los vehículos que aparecían en la primera película de la saga Fast&Furious.

Mecánicamente, el Supra incorporaba un propulsor de 2.997 cc con seis cilindros en línea y dos turbocompresores Hitachi de funcionamiento secuencial: uno giraba a bajas revoluciones, mientras que otro funcionaba a partir de 4.000 rpm. A partir de 1998 se actualizó con un sistema de distribución variable Toyota VVt-i, que hizo que aumentase su potencia hasta los 330 CV, pasar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos, y alcanzar 250 km/h.

Mazda RX-7

Mazda RX-7 deportivos

El coupé biplaza japonés contaba con un motor Wankel rotativo biturbo como gran característica. Este contaba con dos rotores de 654 cc -en total, cubicaba 1,3 litros-, que estaba sobrealimentado con dos turbocompresores Hitachi de funcionamiento secuencial: el primero actuaba a partir de las 2.000 rpm, y los gases de escape alimentaban directamente al segundo para reducir el conocido retraso en la respuesta del turbo.

En Japón, el motor de este modelo llegó a los 260 CV, aunque en Europa se quedó en 240 CV a 6.500 rpm con un par de 295 Nm a 5.000 rpm, lo que le situaba ligeramente por debajo de otros modelos como el Honda NSX o en Nissan 300ZX.

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