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Coches que aparcan solos

Coches que aparcan solos: ¿ciencia ficción o realidad?

Uno de los grandes inconvenientes que impide a muchos conductores disfrutar al volante está en visos de solucionarse. No es ciencia ficción: ya hay coches que son capaces de aparcar sin que el usuario esté en su interior.

Si llevásemos a cabo un peculiar estudio sobre los factores que llevan a muchos usuarios a dejar el coche en casa y, cuando lo conducen, a no sentir una experiencia placentera en ello, probablemente uno de los más citados sería el miedo a aparcar. La escasa pericia a la hora de llevar a cabo esta operación, o simplemente el miedo a dañar el vehículo propio o el de los demás ha sido, históricamente, un obstáculo que está en camino de desaparecer. Y es que cada vez son más las marcas que incorporan en sus nuevos modelos distintas propuestas de asistencia al aparcamiento.

La preocupación por aparcar en las mejores condiciones de seguridad, sin embargo, no es nueva. Ya en los años 60, fabricantes de la talla de Cadillac o Mercedes-Benz incorporaron en sus vehículos un primitivo pero eficaz “asistente” de aparcamiento, al integrar en sus vehículos unas aletas traseras generalmente acabadas en pico que permitían que los conductores tuviesen puntos de orientación adicionales al mirar por el retrovisor central y los laterales.

Sería también Mercedes la que decidía incorporar en la generación lanzada en el año 1991 de su Clase S dos antenas a ambos lados del maletero, en un primer acercamiento a lo que ahora conocemos como sensor de aparcamiento.

La evolución tecnológica ha sido continuada en lo que a la asistencia al aparcamiento se refiere. Los primeros sistemas, en este sentido, se basaban en sistemas activos basados en ultrasonidos o en radar. El primero de ellos fue desarrollado por la empresa Hella para Volkswagen, aunque también lo utilizaron marcas como BMW o Mercedes-Benz.

Su principal limitación, sin embargo, era que si el usuario intentaba aparcar a más de 20 km/h, el sistema no era capaz de detectar correctamente la distancia respecto al coche posterior y dejaba de emitir la señal acústica que avisaba de su presencia.

Los sistemas basados por radar, por su parte, están presentes desde el año 2005 en el mercado, son menos propensos a sufrir posibles interferencias que afecten a su precisión, y cuentan con una mayor capacidad de reacción para detectar obstáculos que se acerquen a más velocidad.

Más cerca del coche autónomo

Volkswagen incorpora, en algunos modelos, un sistema que permite aparcar el vehículo desde el teléfono móvil

Una vez que los sistemas de asistencia ya eran lo suficientemente útiles como para colaborar de forma efectiva en las maniobras de aparcamiento -aunque, hasta ese momento, sólo alertando al usuario de la distancia respecto a los coches situados delante y detrás-, el siguiente paso tenía que llevar necesariamente a que fuese el propio vehículo el que comenzase a tomar decisiones por sí mismo y a llevar a cabo de forma prácticamente autónoma el aparcamiento en sí.

Estos nuevos sistemas requieren el uso de los mismos sensores de distancia, bien ultrasónicos o de radar, pero también necesitan que el vehículo pueda actuar sobre determinados sistemas una vez que el conductor activa su funcionalidad. ¿Cómo funcionan? Habitualmente, los vehículos con aparcamiento automático cuentan con sensores de ultrasonidos repartidos por los paragolpes delanteros y traseros. Además, en los laterales de los paragolpes incorporan, en dirección trasversal, sensores similares que miden la distancia hacia el lateral del vehículo, que se encargan de determinar si la distancia en el hueco de aparcamiento es suficiente.

Así, cuando el conductor activa el sistema -habitualmente, presionando un botón ubicado en la consola central, cerca del equipo multimedia, o en los alrededores de la palanca de cambios-, y empieza a circular en las inmediaciones de una plaza de aparcamiento, el vehículo comenzará a medir mediante los sensores laterales frontales y traseros el espacio disponible, informando en todo momento en el cuadro de instrumentos si el hueco es suficiente. En algunos casos, además, estos asistentes también se sirven de una cámara trasera o de 360 grados para facilitar la supervisión de todo el proceso.

Si entonces el sistema detecta que el hueco es suficiente, comienza a dar instrucciones al usuario: insertar marcha atrás, frenar, acelerar, marcha adelante… todo a excepción de la dirección, que depende del propio coche, al contar con accionamiento eléctrico.

Pero los últimos avances al respecto van más allá, evitando incluso que el usuario llegue a participar en las operaciones más sencillas. El Park4U Remote de Valeo o el Audi Garage Parking Pilot permiten aparcar de forma remota mediante el uso del teléfono móvil. Otra opción es la ofrecida por el nuevo BMW Serie 5 que, gracias a su llave inteligente BMW Display Key y gracias a los sensores del vehículo, permite que el coche pueda entrar o salir de una plaza de aparcamiento o de garaje aunque se trate de un espacio reducido, con el usuario fuera del vehículo y controlando todo el proceso mediante la llave. Un paso más cerca del coche autónomo.


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