¿Sabías qué? Los radares de velocidad nacieron con un objetivo deportivo

Si existe en la actualidad un dispositivo de seguridad vial que despierta todo tipo de recelos entre los conductores, ese es el radar de velocidad. Colocado estratégicamente en la carretera o en los vehículos de los agentes encargados de la vigilancia de tráfico, su cometido es evitar excesos de velocidad en la vía. Pero, aunque parezca curioso, los radares nacieron con una finalidad exactamente contraria.

Su inventor fue Maurice Gatsonides, un indonesio que destacó pronto por su habilidad al volante, lo que le llevó primero a fundar su propia marca de coches –bajo el nombre de Gatso-, y posteriormente a dedicarse a las carreras como piloto profesional.

Precisamente en esta faceta más deportiva es en la que destacó de una forma especial, al buscar siempre la mejor forma de mejorar sus tiempos por vuelta. Entre estas formas, decidió reducir el calentamiento en los frenos de su coche al competir en el Rally de Monte Carlo mediante cubos de agua fría que lanzaban empleados suyos al pasar por las curvas más lentas. Pero Gatsonides encontraría, involuntariamente, su hueco en la historia al inventar el primer radar de velocidad.

El piloto asiático decidió inventar algún dispositivo que le permitiese conocer con exactitud a qué velocidad máxima había llegado en un punto concreto, pero sabiendo al mismo tiempo la posición de su vehículo para así poder estudiar la forma de conducir más rápido. Para ello necesitaba que, además de la medición de la velocidad, su dispositivo disparase una fotografía en el momento de su paso.

Gatsonides encontraría la solución a sus problemas mediante el empleo del efecto Doppler, por el que se envían ondas a un objeto en movimiento que, al rebotar en él, cambian de frecuencia. Este primer dispositivo, patentado en el año 1958, recibió como nombre el Gatsometer BV, y pronto llamó la atención de las autoridades europeas. Como anécdota al respecto, este inventor no tardó en empezar a recibir multas de velocidad por los excesos captados por su nuevo dispositivo… algo que no fue de su agrado.