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Audi celebró, a finales de diciembre, los 75 años de su primera prueba de choque (crash-test), realizada en Potsdam (Alemania), el 24 de diciembre de 1938. En aquella oportunidad, la incipiente marca de los aros utilizó un DKW F7 que fue volcado mediante una rampa, después de lanzar el coche desde lo alto de una colina.
El objetivo de esta prueba era demostrar que tanto el motor como la carrocería del coche eran lo suficientemente seguros, lo cual se demostró al finalizar el test, puesto que el pequeño automóvil terminó con pocos daños en la carrocería y con su motor todavía funcionando.
Aunque cuatro años antes General Motors había realizado el que se considera el primer test de impacto con un vehículo, esta prueba de Audi realizada hace 75 años marcó el comienzo del estudio de la seguridad de las siguientes generaciones de coches de esta marca y otras.
Así, pruebas como la llevada a cabo con el DKW F7 sirvieron para impulsar el desarrollo de mejores bastidores y de carrocerías capaces de proteger a sus ocupantes, algo que continuó en aumento en años siguientes. Ya con el lanzamiento del popular Audi 100, la marca alemana comenzó a utilizar los dummies o maniquíes articulados, encaminados a simular los daños que causaría un accidente en un cuerpo humano.
En 1970 se inauguraba el primer laboratorio de pruebas de choque en Ingolstadt, sede de la firma germana. En 1986, Audi presentaba un sistema de desviación de la columna de dirección y tensionado de los cinturones de seguridad delanteros en caso de accidentes, llamado Procon-ten. Con este sistema se utilizaba la fuerza del mismo motor al ser desviado por el impacto, ayudado por un sistema de cables de acero y poleas.
